Reflexiones

Cuadro flores
  • Siempre he creído que un mundo mejor es posible y, sobre todo, necesario. Vivimos en un pequeño rincón de la galaxia, en un pequeño planeta de una estrella mediana, perdida en la inmensidad de un Universo con miles de millones de estrellas y galaxias. La tarea de organizar un planeta como el nuestro no debiera de resultar muy complicada, dadas sus dimensiones y los recursos disponibles, pues aunque muy pequeña, la Tierra es una gema llena de diversidad y belleza en un espacio que, hasta donde conocemos, resulta agresivo y hostil.

  • Sin embargo, para vergüenza de nuestra especie, nos encontramos con una enorme injusticia al contemplar la miseria y exclusión de la mayor parte de la población frente a la opulencia y el despilfarro de una minoría –el Norte- cuya riqueza se ha cimentado sobre la explotación de personas y recursos de otras latitudes. Por ello, en lugar de hablar de pobres, preferimos el término de empobrecidos, que se ajusta más a la realidad. Y ello no es resultado de la voluntad de ningún dios, ni del azar, en un planeta de tas vastos recursos, sino de la voracidad del modelo capitalista. Un sistema así, que no sólo genera exclusión en los países de la periferia, sino en su propio interior, y en el que tanto los seres humanos como la naturaleza se consideran mercancías, está pidiendo urgentemente (si es que existen hombres y mujeres de buena voluntad que escuchen esta llamada) ser transformado.
  • Ha habido intentos de cambio en los últimos siglos, especialmente con las revoluciones llamadas socialistas, que no han conseguido los objetivos originales. Si para el capitalismo era importante la libertad y para el socialismo la igualdad, parece que ambos se olvidaron del tercer término: la fraternidad.

  • Hoy necesitamos un cambio de modelo, pero también un cambio de persona. No es posible acometer las grandes transformaciones que se precisan, si no estamos convertidos a un nuevo universo de valores. Necesitamos personas con ética y profundidad, y con una fuerte espiritualidad, entendiendo como tal lo más desarrollado que cada ser humano tiene y que reside en su interior. Y al mismo tiempo, comprometidos con las demandas de su tiempo, con conciencia política y determinación para actuar por un mundo más justo y sostenible.
Cuadro Oceano

  • Se trata de rescatar no sólo a toda esa inmensa humanidad que sufre, sea por falta de alimentos, opresión política, enfermedad, marginación, etc., sino también a la naturaleza, sometida y explotada, cuyos límites estamos peligrosamente sobrepasando. Un mundo más justo contempla la integración entre humanos y naturaleza, porque su destino es inseparable; y si somos responsables de los primeros, también lo somos del medio que nos acoge, no, por cierto, mero escenario pasivo, sino colmado de formas de vida, a cual más hermosa y sorprendente que, al igual que nosotros, también desean vivir en este su único planeta.
  • ¿Cómo abordar tan ingente tarea? No hay una respuesta única. Debe actuarse en todos los frentes, desde el político al personal. En el primero, apoyando programas que defiendan a los más desfavorecidos y busquen mayores niveles de justicia y dignidad. En el personal, a través de buenas prácticas y estilos de vida coherentes con la sociedad que desearíamos, pues para alumbrar sus valores no hay que resignarse con una incierta espera, sino que desde ahora se debe vivir tal como se proyecta y se sueña. Y esto no sólo tiene que ver con nuestros valores interiores, sino con nuestros hábitos, es decir, cómo vivimos, cómo nos desplazamos, cómo organizamos nuestro ocio y nuestras relaciones, cómo nos alimentamos, cómo cultivamos nuestro yo personal, cómo desarrollamos nuestro trabajo y nuestra vocación.

Cuadro Paz

  • Mas, hay también otros campos en los que no deberíamos estar ausentes, como es el asociativo, fundamento de la sociedad civil y en donde se precisa que estemos organizados, integrados en movimientos y plataformas desde las que se defiendan unas mejores condiciones laborales, un consumo responsable, la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, etc. Todos deberíamos estar integrados en asociaciones que trabajen por un mundo mejor, canalizando la dimensión colectiva que todo ser humano tiene y fortaleciéndose con la unión, que nos hace más eficaces y proyecta con más fuerza nuestras aspiraciones.

  • Y tampoco debe olvidarse el campo cultural, desde el cual nos formamos, reflexionamos, dialogamos y vamos adquiriendo compromisos meditados. Como seres éticos, debemos afirmar nuestras convicciones, que son las que darán sentido a nuestras vidas. Y sobre todo ello, mantener un Ideal que nos conduzca, porque la “visión”, los “sueños” o la utopía, deben orientarnos, más allá de las luchas y los quehaceres cotidianos. Y quién sabe si podremos afirmar, con Lamartine, que las utopías de hoy se conviertan en las realidades de mañana.